MESÍAS

MESÍAS Una agente de la CIA desconfiada, investiga a un hombre carismático que causa agitación política con un movimiento espiritual.  MESÍAS Critica Lo primero de todo antes de abordar esta serie es saber con quién nos jugamos los cuartos, así que dejaré la serie para la mitad final. Vete al quinto párrafo si te rallo la cabeza.Estamos hablando de Netflix, es decir, de lo más progre del aparato de propaganda USA, que es progre todo él. Incluso el pretendidamente conservador. O sea, a la izquierda de la izquierda.Así, en Netflix siempre vamos a ver el mismo patrón: ataques a la América conservadora -blanca, cristiana, patriótica, tradicional-, y sublimación de lo contrario: la América del LGTBI, el feminismo, el mestizaje y las minorías convertidas en la nueva mayoría y el nuevo ideal. Las dos costas son lo mejor, el resto del país es morralla física, económica y moral, de la que escapar. No es cuestión de juzgar si lo anterior es bueno o malo, cierto o falso; es cuestión de ser consciente de lo que hay. USA es el cielo, y en Europa -y resto del mundo- simplemente nos empapamos de lo que llueve de allí. Ténganlo en cuenta por si las cosas cambian en el futuro (no lo harán sin impresionante follón de por medio).Hollywood es el más perfecto y sofisticado aparato de propaganda jamás construido. Seguramente porque es el último que se ha levantado. Y trabaja mucho sobre lo sutil y lo subconsciente. Para la mente despierta, la mayor parte de estas estrategias son burdas y evidentes. Pero mientras esa mente se congratula de su inteligencia -os he visto: no me la habéis colado-, sin duda se está comiendo alguna que otra, de la que no es tan consciente. Y quizá, aunque se crea a salvo de la manipulación, vaya siendo lentamente impregnado por las ideas e imágenes que cree le resbalan -habituación inconsciente-. Insisto: se trabaja el subconsciente. Y hay equipos de gente muy lista trabajando sobre el mensaje.Dicho todo lo anterior, podemos ponernos a ver Mesías. Que es una serie magnífica. Lo mejor que he visto en muchísimo tiempo. La serie va a jugar contigo; va a manipularte para que creas en una dirección en un episodio, o durante unas escenas, y luego te hará dudar sobre lo que creías, convenciéndote incluso de lo contrario. Es algo tramposa en algunos momentos, sin llegar a mentirte, pero lo hace tan bien, que se le perdona.La elección de Mehdi Dehbi como el Mesías es ABSOLUTAMENTE PERFECTA. Imposible de superar. Si el actor es estéticamente perfecto para lo que se pretende, su actuación, y el guión que tiene detrás, también lo son. Michelle Monaghan es también una elección magnífica como escéptica agente entregada en cuerpo y alma a la CIA. Resulta odiosa la mayor parte del tiempo, y está bien que así sea. En general, no hay ni un solo personaje que chirríe, salvo quizás el del estudiante afroamericano del Islam, al que se le va mucho la cabeza, y no resulta creíble.Todos los demás están bien, o muy bien.Los minutos vuelan en cada capítulo, dejar parte de los diálogos en versión original es un acierto inmersivo y la música acompaña a la perfección. Da gusto dejar los créditos para escucharla un poco más. Los duelos entre el Mesias y sus dos antagonistas principales, son simplemente brutales cuando se producen. Una maravilla en la que se masca la tensión. Para verlos una y otra vez.Como vivimos en Mundo Idiota, esta serie tiene un 6,4 en Filmaffinity, mientras otras porquerías chorronas se van a las nubes. Es una paradoja desternillante: una serie que toca temas clave para el Aparato de Propaganda -sí, esta serie es importante-, se la curran a muerte, y resulta que al gran público no le da ni frío, ni calor.A veces, ellos también se deben de quedar parpadeando. Desconcertados. Pues me alegro. Igual al final resulta que tenemos una oportunidad, y todo. De la forma más inesperada. De hecho, cuando termina esta temporada, yo lo hago queriendo creer. Aunque me tema el desenlace.