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Paranormal Movie Una joven pareja, Malcolm (Marlon Wayans) y Kisha (Essence Atkins), se acaban de mudar a la casa de sus sueño. Al instalarse, descubren que no están solos en ella. Pero no es la casa la que está embrujada, sino la novia de Malcolm, que parece estar poseída por un demonio. Malcolm contrata a un sacerdote para librarla de este intruso, decidido a no dejar que el espíritu maligno arruine su relación... o, más importante aún, su vida sexual...
Nadie duerme en el bosque esta noche Un grupo de adolescentes adictos a las tecnologías tienen que ir a un campamento sin internet. Tendrán que luchar por sus vidas contra algo que nunca han visto ni en los más oscuros rincones de la web.
Transcendence El Dr. Will Caster (Johnny Depp), prestigioso investigador en el campo de la Inteligencia Artificial, trabaja en la creación de una máquina sensitiva que combine la inteligencia colectiva con las emociones humanas. Sus controvertidos experimentos le han hecho famoso, pero también lo han convertido en el principal objetivo de extremistas anti-tecnológicos. Su mujer Evelyn (Rebecca Hall) y Max, su mejor amigo (Paul Bettany) son sus colaboradores, pero ellos se plantean la cuestión moral de si deben fabricar esa máquina. Cuando Will sufre un atentado, Evelyn y él deciden tomar una decisión radical de imprevisibles consecuencias.
El jilguero The Goldfinch narra las peripecias de Theo Decker, un niño de 13 años que vive una experiencia traumática el día en que visitaba con su madre el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. El museo sufre un atentado terrorista y como consecuencia su madre muere en él, pero Theo sobrevive. En medio de todo el caos, Theo decide robar un cuadro, ante la insistencia de un anciano moribundo. Se trata de 'The Goldfinch', una pintura de 1654, obra del pintor holandés Carel Fabritius.
Historias de miedo para contar en la oscuridad Mill Valley, Pennsylvania, noche de Halloween, 1968. Después de gastar una broma a un matón de la escuela, Sarah y sus amigos deciden colarse en una casa supuestamente embrujada que una vez perteneció a la poderosa familia Bellows, desatando fuerzas oscuras que no podrán controlar.Historias de miedo para contar en la oscuridad CriticaA estas alturas, convendría resolver un par de temas. Lo primero, inventar un nuevo género para referirse a este compendio de películas norteamericanas ochenteras de características tan reconocibles, cuya nostalgia parecemos condenados a arrastrar eternamente. Son aquellas entrañables aventuras protagonizadas por niños, adolescentes en ocasiones, marginados por la sociedad y víctimas de los abusos de sus compañeros de colegio. Historietas que a veces eran edulcoradas con algún toque fantástico y casi siempre reforzadas por tristes conflictos vivenciales, como el divorcio de los padres, la incomunicación con los mismos o el clásico choque de clases. Algunos ejemplos son E.T. (Steven Spielberg, 1982), Los Goonies (Richard Donner, 1985), La historia interminable (Wolfgang Peterson, 1984), El secreto de la pirámide (Barry Levinson, 1985), Exploradores (Joe Dante, 1985), Jóvenes ocultos (Joel Schumacher, 1987) Cariño, he encogido a los niños (Joe Johnston, 1989) o la más tardía Jumanji (ídem, 1995).Creo necesario apuntar cierto detalle antes de continuar. Este género (de nombre, por el momento, inexistente) destacaba principalmente por ser un producto dirigido a toda la familia. Desde esta premisa presentaba, en ocasiones, pequeñas extensiones que se desviaban levemente hacia otros géneros, como el drama (casos de El club de los cinco - John Hughes, 1985- y Cuenta conmigo – Rob Reiner, 1986- ) o el terror (casos de Poltergeist - Tobe Hooper, 1982 - y Gremlins - Joe Dante, 1984-). Es en este último en el que se aferran, curiosamente, ciertos productos contemporáneos que reproducen el mentado género ochentero. Pienso en casos como Super 8 (J.J. Abrams, 2011), Stranger Things (2016, Matt Duffer), It (Andy Muschietti, 2017), Ready Player One (Steven Spielberg, 2018) o el título que nos ocupa, Historias de miedo para contar en la oscuridad (Andre Ovreadl, 2019). Y esto nos lleva al siguiente punto: convendría inventar también un género que englobe estos títulos contemporáneos cuyo motor principal es su nostalgia hacia el género descrito.Lo siguiente seria aprobar una ley (y esta tiene que valer por cualquier tipo de película) que condenara a trabajos forzados a todo director que se atreviera a reproducir determinados “tópicos terroríficos”. Habría que prohibir, por ejemplo, este cansino recurso de eliminar toda la música y efectos sonoros para conducir algún personaje (a velocidades tan lentas que uno teme acabar retrocediendo en el tiempo) hacia un previsible sobresalto, propiciado por el estallido de todos los altavoces. Tuvimos suficiente con las 132 primeras veces. Habría que prohibir, también, la introducción de crescendos de violines de sonido ultra-sónico diez minutos antes de presentar una imagen terrorífica. Fue impresionante en El resplandor, un diez por su descubridor. Tratemos ahora de encontrar una (¡sólo una!) nueva fórmula para sugerir peligro inminente. Habría que aprobar, en definitiva, una ley que impidiera a los directores seguir exprimiendo esta piel de naranja cuyo contenido lleva agotado más de veinte malditos años.Cabe señalar, con todo, que estos “tópicos terroríficos” no responden tanto a dicha “reproducción ochentera” como a una tendencia actual, heredera de otros títulos más posteriores como Scream (Wes Craven, 1996), El sexto sentido (M. Night Shyamalan, 1999), Lo que la verdad esconde (Robert Zemeckis, 2000) o Los otros (Alejandro Amenábar, 2001). Historias de miedo para contar en la oscuridad es el ejemplo perfecto de esta curiosa mezcla: una reconstrucción del “género ochentero” (el comentado en los dos primeros párrafos) bañada por los más típicos y tópicos “recursos terroríficos” (aquello descrito en el tercero). Y nada más. En resumen, el tipo de película que jamás vería la luz si mis anheladas prohibiciones llegaran a ser ejecutadas.
The Young Kieslowski Los grandes gestos románticos no tienen por qué aplicarse en esta historia cómica de amor joven desventurado. En cambio, el estudiante de primer año Brian Kieslowski muestra infinitas reservas de torpeza torpe cuando se va a casa con una chica por primera vez ... y luego se entera de que la dejó embarazada ... de gemelos ... todo mientras ella atraviesa un cristianismo bastante inconveniente. fase. ¿Podría ser que ser el buen chico y hacer lo correcto son dos cosas muy diferentes?